El cuento Raymond y sus binomios fantásticos, escrito por Zulma Ayes, narra la historia de un niño que desde que nació, vio clarito lo que quería ser: un gran jugador de baloncesto. Más que un deporte, para Raymond el baloncesto era un arte. Así que con la disciplina y la dedicación que le inculcó su mamá, Concha, aprendiendo de los más bravos en las canchas neoyorquinas y con el apoyo de su brother Neftalí, Raymond se convirtió en una gran estrella del deporte. Años más tarde, la curiosidad y el entusiasmo de su nieto lo hacen mirar al pasado con visión 20/20, para revivir sus experiencias y descubrir la forma en que dos binomios fantásticos marcaron su vida y la historia del baloncesto en Puerto Rico. Con la compra del libro se brinda acceso para descarga del Cuaderno de actividades, en el que los estudiantes tendrán la oportunidad de conocer más acerca del baloncesto.
Miguel se enfrenta al mayor reto de su vida y, para superarlo, misteriosamente viaja en el tiempo a la época de don Quijote y cobra vida entre las páginas del libro de su tocayo, Miguel de Cervantes.
Amapola, una niña amante de los libros y las flores que vive con su abuela, emprende una aventura junto a Pepe, el espíritu que cuida el jardín, en la que atraviesan un portal mágico para buscar a la Abeja Reina para pedirle ayuda para que las flores volvieran a nacer tras un poderoso huracán que azotó la isla de Puerto Rico. La Abeja Reina les entrega unas semillas mágicas de las que nacen unas flores rojas que sirven a las abejas de farol para que puedan regresar a cumplir su función. En poco tiempo, el jardín florece más hermoso que antes.
Es importante leer este cuento, pues valida de una forma natural las preguntas y respuestas que puedan despertar en el niño o la niña el proceso del embarazo y de recibir a un nuevo miembro en la familia.
En la paradisiaca isla de Puerto Rico, hace muchos años, un grupo de niños creativos e imaginativos moldearon aves de barro, ya que, por alguna razón, las bandadas que migraban a la zona caribeña no se detenían en la isla. Tras una fuerte tormenta, las figuras de barro se transformaron para tristeza de los niños. Sin embargo, en su lugar aparecieron unas hermosas y vistosas aves que se consideraron luego endémicas de Puerto Rico.
Basado en datos sobre las especies que habitan en las zonas húmedas de Puerto Rico, este cuento resalta el valor de la diversidad y de la tolerancia; así como la necesidad de proteger el ambiente.